El exministro de Finanzas holandés y presidente del banco ABN Amro (uno de los principales bancos holandeses tuvo que ser rescatado por el Gobierno con una inyección de 27.900 millones de euros),
Gerrit Zalm, se subió al escenario en la reunión anual de la
entidad disfrazado como su hermana Priscilla, la dueña de un burdel con las claves para ganar clientes, llevaba una peluca pelirroja, unas excéntricas
gafas y una capa azul eléctrico.
El objetivo del disfraz era animar a sus trabajadores
comparando la labor financiera con el “oficio más antiguo del mundo”.
Así, Priscilla le recordaba a Gerrit que “el cliente es lo principal en
mi ramo, desde siempre”. “Lo acogemos con amabilidad, buscamos lo que
nos une, entregamos lo acordado y estamos encantados de verle regresar.
Tenemos gran experiencia y siempre superamos sus expectativas”, repetía
ante un público que aplaudía entre risas y exclamaciones de sorpresa.
“Las mujeres arriba. Ese es nuestro lema”, concluyó la singular hermana.
Explicaba así que las cuotas femeninas, tan difíciles en algunos
sectores, no son un problema en los prostíbulos. El humor tal vez sea la
forma de enjuiciar la realidad más difícil de exportar, y algunos de
los chistes rozaron la grosería. Como cuando su Priscilla dijo que, al
igual que en los bancos, “para mi labor es esencial una buena (oficina)
delantera y una estupenda (oficina) trasera”.
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